Empezamos año, empezamos mes, acabamos de estrenar el invierno y entramos en la época de la tradicional matacía del cerdo.
Hasta hace no muchos años, en mi casa, como en todas las del pueblo era costumbre criar uno o dos cerdos y llegadas estas fechas, matarlo y hacer el "mondongo".
En realidad esta tradición la vivíamos como toda una fiesta. Alrededor de ella nos reuníamos familia, amigos y vecinos para elaborar entre todos las deliciosas longanizas, morcillas, jamones, chorizos, tortas, tortas de manteca, bolas, butifarras, pancetas, cortezas... etc. que llenaban nuestra despensa para alimentarnos durante todo el año -sólo de recordarlo se me hace la boca agua
Hoy en día esto ha pasado a la historia. Solamente lo podemos ver como atractivo turístico en algunas ferias y fiestas temáticas. Pero aunque la tradicional matacía ha desaparecido, no se vosotros, pero yo no renuncio a seguir comiendo buenos embutidos. Por suerte aún quedan empresas que se dedican a elaborar estos productos siguiendo métodos tradicionales, para que nosotros podamos seguir disfrutando de ellos sin el costoso trabajo que suponía transformar el cerdo en todos sus derivados.
En Morrico Fino conocemos y trabajamos con algunas de ellas lo que nos permite disponer de un amplio surtido de embutidos y elaborados del cerdo como longaniza, chorizo de Graus, longaniceta de Pascua y embuchados del Somontano, jamón de Biota, morcilla y embutido de Uncastillo, conserva en aceite, fuet de bodega... todos ellos conservan el sabor de antaño y nos permiten disfrutar ahora como lo hacíamos antes de todo lo que nos ofrece este generoso animal porque, a mí, como dice el dicho "del cerdo me gustan hasta los andares"
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