Hace unos días cayó en mis manos por casualidad un programa de fiestas de Sos del Rey Católico del año 1.959. No os podéis imaginar lo entusiasmada que me sentí al leerlo. ¡Como han cambiado las cosas en tan solo sesenta años!

Por aquel entonces las fiestas se celebraban en honor de la Exaltación de la Santa Cruz que es el día 14 de Septiembre, aunque ya hace unos años que debido a que son muchos los sosienses que residen habitualmente en otras ciudades las fiestas se adelantaron al mes de Agosto para favorecer la asistencia de todos los vecinos que viven  fuera de Sos.

Dicho programa empieza con una presentación y breve explicación por parte del Padre Mariano Jauregui, de las numerosas Iglesias, Ermitas y Monumentos de que dispone Sos. Resulta muy curioso como al referirse a la capilla de San Martín, que él llama de "Los Sada" , dice que antiguamente fue Sinagoga del Barrio judío. Hoy en día se sabe que la Sinagoga estuvo en la calle Coliseo nº 8, que más tarde se transformó en una casona del S.XVI y que actualmente alberga la casa de turismo rural El sueño de Virila

Pero lo que de verdad me ha llamado la atención son las dos importantes inauguraciones que tuvieron lugar en dichas fiestas; por un lado el día 13 de Septiembre de 1.959, a las ocho de la tarde, tuvo lugar la inauguración oficial del "nuevo y extraordinario" alumbrado eléctrico instalado en la Plaza José Antonio (hoy Plaza de la Villa) y toda la calle de Fernándo el Católico con lámparas fluorescentes de la "acreditada casa Philips".  Curioso,¿no?

Y por otro el día 14 de Septiembre de 1.959 a las seis de la tarde tuvo lugar el descubrimiento de una placa con el nombre de D. Emilio Alfaro Lapuerta (q.e.p.d), insigne impulsor del progreso del pueblo, que daría nombre desde entonces al tramo de la calle Afueras comprendido desde el Portal de Zaragoza a la avenida de Labarta

Que sabían divertirse queda sobradamente demostrado en los numerosos actos programados, en los que no faltaban el baile, los pasacalles, los espectáculos taurinos, los fuegos artificiales, los gigantes y cabezudos, y hasta un espectáculo de circo y variedades. Ni que decir tiene que en el cine se proyectaban películas de actualidad y que por si todavía quedaba alguien que se aburriera, en el Café-Bar de Vicente Vinacua Barcos había "grandes conciertos en las horas del café" con la actuación de una brillante orquesta.

¡Muy completas las fiestas en el 59, si señor!